Todo
empezó con un ¿Qué me está pasando?
Sensación
de cansancio, irritabilidad, preocupación, ansiedad, miedos, insomnio,
dificultad en la toma de decisiones, es decir, cambios hormonales que comportan
cambios bioquímicos: déficit de estrógenos asociado a un déficit de serotonina.
Sí chicas, los primeros síntomas son más
emocionales que físicos, un me siento rara, ¿Pero, qué te pasa? Hasta que
recapacitas, te observas y te das cuenta que los ciclos son más cortos o más
largos, las reglas más o menos abundantes.
Ya no puedes comer como una lima porque
empieza a formarse incipiente michelín
traidor y pasas más hambre que Carpanta y te impones una rutina de gimnasio que
hace que acabes el día más cansada pero descansas ¿mejor?
Sueles despertarte en medio de la noche bañada
en sudor, con una ola de calor que recorre desde el plexo solar hacia arriba y
hacia abajo y ya no es suficiente con dar una patadita a la sábana para regular
el termostato sino que te levantas (con esta taquicardia ¿quién duerme?), te
quitas el camisón, te lavas la cara e intentas volver a dormir. Todo este
ritual se hace tuyo: bienvenida al climaterio (escalón)
Y empiezan a faltar las reglas, cuando hace
más de un año que no las ves, entonces estás menopáusica.
Bien pues
llegadas a este punto es el momento de apropiarte de tu propia vida, hacerte
dueña de tu salud y decidir si necesitas o no ayuda física o emocional. La
ayuda física dependerá de la intensidad de tus síntomas. Hoy día con
fitoterapia, homeopatía y dieta podemos controlar la mayor parte de tus
molestias físicas. Tu gine o médico de cabecera, homeópata… puede diseñarte un
plan personalizado.
Las emocionales
pueden controlarse de varios modos, pero lo esencial es aceptar y comprender
que comienza un cambio que desembocará en un nuevo proceso de crecimiento y
realización personal. Se trata de un proyecto de identificación,
reconocimiento, toma de lo mejor de cada una y transformación de sensaciones y
emociones. ¿Para qué? Para conseguir a lo largo de este proceso de metamorfosis llegar al centro de ti
misma.
Apropiándote de tu cuerpo y tus emociones lo
conseguirás. Relativiza tus problemas y reconoce conflictos del pasado, no
dejes que se enquisten y aplánalos ahora,
así conseguirás la serenidad y
sabiduría que todas deseamos en nuestro otoño.
Liberándonos
del lastre del pasado, de aquello que no nos ayuda, conseguiremos recorrer esta
larga etapa hacia el encuentro con nuestra propia esencia.
En realidad esto que llamamos climaterio no es
más que el cese de la etapa fértil, la senescencia
ovárica.
Los
primeros síntomas suelen ser emocionales: irritabilidad, ansiedad, preocupación
por bagatelas, inseguridades…
Marejada de
síntomas que nos hacen desconocidas para nosotras mismas, más susceptibles,
miedosas, vulnerables…
Empieza una nueva andadura, una nueva etapa
del camino, del propio recorrido pero esta vez es de vuelta hacia nosotras mismas,
este sendero es vital para cerrar el ciclo y de cómo lo construyamos dependerá
no sólo nuestro bienestar sino el de los nuestros.
Me
congratulo con “esas abuelas sabias, complacientes, divertidas y serenas que
acogen en su regazo a todas las hijas y a todas las nietas de la tierra”
¡Quiero ser como vosotras!
Esa hecatombe que llaman menopausia ¿es en
realidad la pérdida de la belleza, de deseo, esa suerte de enfermedad que nos
convierte en seres amargados, sin atractivo, sin objetivos, vulnerables y dependientes?
O es una nueva etapa en la que nos reinventamos, descubrimos, nos sabemos más
sabias, más a gusto con nosotras mismas, con nuevas metas que alcanzar, una vez
finalizadas otras; nuevos caminos que recorrer, una nueva etapa llena de
creatividad, en la cual desarrollamos nuevos talentos que nacen de la
serenidad, de la experiencia, de la sabiduría.
Vivamos la menopausia como una metamorfosis de
la que resurjamos más poderosas, serenas, sabias, clarividentes, intuitivas y
dueñas de nuestro propio destino. Si no lo conseguimos, pidamos consejos a las
más sabias y/o experimentadas.
Bien es
cierto que necesitamos de un plan de
cuidados, un plan de jubilación
personal que nos ayude en un momento de cambio demoledor, crisis de
desarrollo o de búsqueda de la intuición, la sabiduría, la serenidad. Este
momento lo hemos de vivir con la seguridad de que sólo una mujer va a poder
ayudarnos (medicina de género). Para muchos hombres los términos ajada,
histérica, gorda, amargada son sinónimos de menopausia. En compañeras estos
términos son sinónimo de vulnerable, transformación, estrés emocional, cambio.
Para prepararnos en esta nueva andadura, es
conveniente hacer un ejercicio de feng shui ¿No te encuentras mejor después de haber
limpiado y organizado armarios? Primero retirar lo que no nos aporta nada, lo
viejo, lo que ya no utilizamos. Después de vaciar y limpiar por dentro, colocar
las nuevas adquisiciones, aquello que nos vas a ser útil, aquello que hemos ido
aprendiendo, experiencias que están más de acuerdo con este momento. Por último
ordenar y perfumar lo que nos va a acompañar en esta nueva etapa. Y finalmente
limpiar por fuera el armario, para que sea más atractivo el abrirlo y
explorarlo.

Liberándonos del lastre del pasado, de aquello
que no nos ayuda, conseguiremos recorrer esta larga etapa hacia el encuentro
con nuestra propia esencia. Desprendámonos de lo que no nos aporta, lo que ya
no utilizamos, lo que nos ancla, nos ata y reinventémonos, fijémonos nuevas
metas en donde seamos la protagonista, recuperemos proyectos imposibles, sueños
que no se cumplieron, llenemos el armario de aquellos “si hubiera hecho”, “me
habría encantado”. Recanalicemos este exceso de energía en forma de sofocos,
palpitaciones, irritabilidad en hacer realidad nuestros sueños rotos, las
ilusiones que nunca se materializaron, concedámonos el tiempo que nunca tuvimos
para llegar a ser aquello que siempre anhelamos ser. Es nuestro momento, el del
encuentro con nuestro yo, con nuestra razón de ser, es nuestro viaje al centro
de nosotras mismas: es nuestra gran
oportunidad!
nos vamos poniendo viejos
el amor no lo reflejo
como ayer
en cada conversación
cada beso, cada abrazo
se esconde siempre un pedazo
de razón”. Pablo Milanés
no
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Dra. Inma González para ella y el abanico